miércoles, 27 de noviembre de 2013

Espaguetis a la carbonara (V)



Ingredientes:

100 gr de espaguetis
un trozo de cebolla
un trozo de seitán
medio paquete de nata de arroz
aceite y sal

Elaboración:

Hervir la pasta en agua salada y escurrir. Picamos la cebolla y el seitán muy finitos y salteamos en una sartén con al aceite hasta que estén dorados y crujientes. Añadimos la nata y dejamos cocer a fuego lento unos minutos, hasta que se mezclen bien los sabores. Echamos la salsa por encima de la pasta y removemos bien. Servir caliente.

Los juegos del hambre



Esta película me pone los pelos de punta. No solo por la historia, que es terrible, si no por lo real que me parece. ¿Un grupo de gente se muere de hambre mientras otro grupo tiene tanto que no sabe que hacer y se distrae con modas de lo más estrafalarias? Mmm, no se donde habré visto yo eso...

Mientras la veía, me decía a mi misma "en el mundo real eso no pasaría, la gente no dejaría que les robasen a sus hijos de esa manera". Pero basta pensarlo dos veces para darse cuenta de que no es verdad. ¿Como serian posibles las guerras si la gente no permitiese que la autoridad se llevase a sus hijos a la muerte?, ¿acaso no permitimos todos que nos obliguen a separarnos de bebés de cuatro meses? Estamos tan educados en la sumisión que sacrificamos lo más sagrado, nuestros hijos, siempre que el poder nos los pide.

La clave de todo la tiene el presidente Snow: es la esperanza. Si les das un poquito de esperanza, la gente no se rebela. Mientras exista la remota posibilidad de que sus hijos ganen los juegos y vuelvan a casa, los padres no protestan, aunque signifique la muerte de todos los demás. Mientras exista una pequeña posibilidad de que (nos toque la lotería, nos salga un trabajo decente, lo que sea), no nos rebelamos contra el sistema, aunque sabemos que habrá millones de explotados por cada ganador. Así somos.

Por cierto, Gale tiene razón: esa basura de reality shows desaparecerían si la gente dejase de verlos.

"Es que... quiero morir siendo yo mismo. ¿Tiene sentido? --pregunta, y yo sacudo la cabeza. ¿Cómo va a morir siendo otra persona?--. No quiero que me cambien ahí fuera, que me conviertan en una especie de monstruo, porque yo no soy así. --
Me muerdo el labio, sintiéndome inferior. Mientras yo cavilaba sobre la existencia de árboles, Peeta le daba vueltas a cómo mantener su identidad, su esencia.
--¿Quieres decir que no matarás a nadie? --le pregunto.
--No. Cuando llegue el momento estoy seguro de que mataré como todos los demás. No puedo rendirme sin luchar. Pero desearía poder encontrar una forma de... de demostrarle al Capitolio que no le pertenezco, que soy algo más que una pieza de sus juegos."

viernes, 22 de noviembre de 2013

Tortitas americanas (V)



La receta no es mia, yo solo la he veganizado. Tantas veces he visto a los americanos desayunando tortitas que tenia ganas de probarlas.

Ingredientes:

1/2 taza de harina
1/2 taza de leche vegetal (cualquiera sirve)
1/2 cucharada de azucar
un chorrito de aceite
una pizca de levadura
una pizca de sal

Elaboración:

En un cuenco ponemos todos los ingredientes y batimos con una batidora de barillas. Tiene que quedar con una textura como de bechamel. Ponemos al fuego una sartén antiadherente (o con unas gotas de aceite) y con un cucharon ponemos un poco de la masa en la sarten. Hay que ir moviendola para que la tortita baile y no se pegue. Después de unos minutos le damos la vuelta con una espatula (o lanzandola al aire si tienes arte). Cuando esté hecha por las dos caras la retiramos y hacemos otra.
Se sirve caliente, con mermelada, sirope o nocilla.

sábado, 16 de noviembre de 2013

¿Porqué no me depilo?



Yo no podría explicarlo mejor.

"Como puedes ver, tengo pelos en mis piernas. ¿Y qué? Todas las mujeres, todos los humanos, tienen pelos en las piernas, excepto en algunas enfermedades que paran el crecimiento del vello. Esto significa que tú también tienes pelos en tus piernas. Simplemente lo escondes. Pretendes que no existen y te los depilas. 
Pero, ¿por qué? Solo se me ocurre una buena razón: no llamar la atención y no recibir comentarios desagradables. Cuando te depilas las piernas eres como todas las mujeres se supone que tienen que ser en esta sociedad. Encajas. Esta es la única razón por la que alguna vez me depilé las piernas: por la presión de mi entorno y del mundo exterior. Es comprensible.
Pero extrañamente se menciona poco cuando le preguntas a las mujeres por qué se depilan las piernas. Algunas personas dicen: “Es feo que una mujer tenga pelos en las piernas”. Pero, ¿qué es “feo”? ¿qué es “belleza”? Es una construcción cultural, una normal social. Las mujeres tienen que depilarse las piernas y los hombres no. Y no hay ninguna explicación lógica. Yo pienso que mis piernas no se sienten raras sin pelos. Me gusta el pelo de mis piernas y quiero mantenerlo. 
No me malinterpretes, no pienso que las piernas sin pelos sean feas, pero me pregunto por qué molestarse en quitar esos pelos. Tu cuerpo ya es bonito. No necesitas seguir las reglas dictadas por las revistas para mujeres o la industria pornográfica. No necesitas parecerte ni comportarte como una niña o una muñeca. Eres un ser humano y eres perfecta tal y como eres. 
¿Cuáles son algunas de las razones por las que no me depilo? Por el dolor y la sensación desagradable, porque es inútil y una pérdida de tiempo, porque me quita tiempo para hacer cosas más importantes y divertidas, porque formaría parte del mito de la belleza y del culto a las apariencias, porque promovería la industria de la belleza, porque haría sentir a otras mujeres inseguras, porque aprendería a odiar mi propio cuerpo, porque olvidaría cómo somos realmente otras mujeres y yo… 
Por lo tanto, en mi opinión, no depilarse es una forma de resistencia al patriarcado. Recuerda: el vello corporal es bonito, te diga lo que te diga la gente."


lunes, 4 de noviembre de 2013

Método No-Poo



Hace mucho que vengo leyendo sobre el método no-poo. Como llevo años lavando la ropa con bicarbonato y vinagre, era cuestión de tiempo que me decidiese a probarlo en la cabeza. Solo puedo decir que ojalá lo hubiese hecho antes.

Si alguien aún no lo conoce, el método no-poo consiste en renunciar al champú. ¿Y porqué querríamos hacer eso? Hay muchas razones. Estas son las mías:

-Por salud. Vi un documental sobre tóxicos ambientales en el que decían que si te pones desodorante después de la ducha a las ocho de la mañana, se puede detectar en un análisis de orina a las doce del mediodía. La piel absorbe mucho de lo que le echamos encima, entonces ¿porque untarnos la cabeza con derivados del petróleo? Los champús (y los demás cosméticos) están hechos de productos muy tóxicos, por eso los prueban antes con conejos, para asegurarse de que no te quedarás ciega por usarlos. Lo que me lleva al siguiente punto.

-Por los animales. La industria de los cosméticos hace más pruebas con animales que la farmaceutica. Incluso si buscas productos no testados, lo más probable es que se trate del producto final, pero no significa que no hayan testado por separado todos o alguno de los más de veinte ingredientes que suelen llevar. Además, no paran de sacar nuevos productos que necesitan ser testados antes de salir a la venta. ¿Puede haber algo más inmoral que torturar a cientos o miles de animales para sacar al mercado un nuevo acondicionador que te deje el pelo super brillante? ¡Si ya hay miles que hacen lo mismo!

-Por ecología. El champú está fabricado con productos químico tóxicos, por lo que genera contaminación desde la fábrica de donde sale (donde de paso perjudica la salud de los trabajadores), hasta el río donde va a parar el desagüe de la ducha. No es biodegradable, al fin y al cabo está hecho de petróleo.
(Dicho sea de paso, me molesta bastante que encima sean tan hipócritas de llamar "herbal" o "fructis" a sus productos, como si estuvieran hechos a base de plantas. De la publicidad  con mujeres que tiene orgasmos en la ducha al lavarse el pelo mejor ni hablemos).
También ahorramos infinidad de envases de plástico.

-El principal ingrediente de cualquier champú es el sodium laureth sulfate. Este producto proviene del aceite de palma, cuyo cultivo es la causa principal de la deforestación de las selvas de Borneo y Sumatra y está llevando a la extinción a los orangutanes. Más info aquí: http://www.vivalebio.com/es/consumo-rebelde/205-aceite-de-palma.html

-Por el propio pelo. El sodium laureth sulfate es el mismo detergente de los lavavajillas; como el pelo no tiene la misma grasa que la sartén de freír las croquetas, al lavarlo se va estropeando, se descama, se reseca, etc. Entonces necesitas un acondicionador para suavizar, una mascarilla para hidratar, un serúm para no se qué... como decía mi profe de veterinaria: "te quitas la grasa natural de la piel y la sustituyes por aceite jonhson". (Es curioso que, mientras todos sabemos que no hay que bañar un perro más de una vez al mes, a nosotros nos han hecho creer que es imprescindible lavarnos el pelo cada día).

-Por frugalidad, decrecimiento, anticonsumismo... no es más rico el que más tiene si no el que menos necesita. Con una pastilla de jabón, un bote de vinagre y un paquete de bicarbonato puedo tener limpia mi casa, mi ropa, mi cuerpo y mi pelo durante meses. Me ahorro un montón de pasta, pero lo importante no es eso. Lo prioritario para mi es reducir mis necesidades y no complicarme la vida con mil productos distintos.

-Por mi autoestima. Porque la industria cosmética está cimentada en las inseguridades de las mujeres (y cada vez más, las de los hombres), las fomenta para sacar beneficio. Nos hace creer que somos imperfectas por naturaleza y necesitamos sus productos para ser minimamente aceptables y tener derecho a salir a la calle. Si quitas la música y las jóvenes pizpiretas que van por la vida dando saltos de alegría, lo que realmente te dicen todos los anuncios es: "eres fea, sucia, hueles mal, estás gorda, tu pelo está graso y tu piel seca, tienes canas, tienes arrugas, tienes estrías, tienes vello, ¡das asco! Pero si compras nuestros productos serás joven y guapa". Bueno, parece que esa publicidad tan agresiva les funciona, pero siempre podemos elegir no ser sus víctimas. No voy a odiarme a mi misma para aumentar sus beneficios. Elijo aceptarme a mi misma y estar orgullosa de mi cuerpo tal y como es.

Razones suficientes para renunciar al champú y otros cosméticos "imprescindibles". Ahora, ¿como lo hacemos? La formula varía según la persona, el tipo de pelo, lo largo que sea, la dureza del agua, etc. Yo lo hago así: necesito dos recipientes de al menos un cuarto de litro (en casa con un vaso grande vale, para ir al gimnasio un bote de champú reciclado), en uno pongo una cucharada de postre de bicarbonato y en el otro una cucharada sopera de vinagre. Los relleno de agua y remuevo bien. Con el pelo mojado me pongo el bicarbonato sobre las raíces y froto bien. Aclaro. Me echo el vinagre y lo dejo actuar unos minutos mientras me lavo el cuerpo. Aclaro. Y ya está.

Al principio es una sensación extraña porque estamos acostumbrados a las cremas, con una textura y un olor, y con el no-poo no tienes nada de eso. Parece que solo te lavas con agua. Además, el vinagre deja el pelo muy brillante y cuando sales de la ducha parece que lo tengas lleno de grasa. Pero cuando se seca (no uso secador, ¿que prisa hay?) queda suelto, sedoso, brillante, digno de un anuncio... de champú. Irónico ¿no?

"No pongas nada en tu piel que no pondrías en tu boca". Refrán naturista.

Mis ojos y el cloro



Suelo ir a nadar y no me gusta ponerme gafas. Ya llevo gafas graduadas todo el día, y para un rato que voy a la piscina y me las quito, no me apetece ponerme otras. Al salir tenia los ojos rojos, me escocían, etc, pero me iba aguantando. Hasta que un día se me pusieron tan rojos que me asusté y todo, parecía que los tenia llenos de sangre. Me puse, a regañadientes, las gafas de natación, pero entonces me mareaba, como si estuviera en la noria, se me revolvia el estomago.

Hablando con otros nadadores me comentaron que lo que tenia que hacer era ponerme lentillas y las gafas de natación encima. Nunca he usado lentillas, no me gustan. Entonces me enfadé y pensé: "venga ya, ¿ahora para nadar un rato tengo que comprarme lentillas?, y encima las gafas, que rollo, no quiero. ¡Quiero que el cloro deje de hacerme daño y punto!".

Y sentí ese click, esa sensación de certeza, de que ya no tendría que preocuparme más por ese tema. Así ha sido. Voy mucho a la piscina, nado bastante rato, y cuando salgo no tengo los ojos rojos, ni un poquito.

Esto fue hace varios meses, así que he seguido experimentando. El año pasado me volví alérgica a la plata y tuve que quitarme una cadena que llevaba. Me la he vuelto a poner y me he dicho "no me hará daño porque no me da la gana y se acabó". Han pasado semanas sin la más mínima reacción.

Como siempre han sabido los magos, la voluntad hace milagros.

"El que no cree en la magia nunca la encontrará". Roald Dahl

domingo, 3 de noviembre de 2013

127 horas



Me gustan las películas basadas en hechos reales. Siempre muestran a personas normales que, en circunstancias extraordinarias, se convierten en héroes.
Aquí se cuenta la historia del alpinista que quedó atrapado por una roca y tuvo que cortarse el brazo para sobrevivir. No puedo ni imaginarme lo que debe de doler eso, y el valor que hace falta. Pero lo que me impresionó es que, cuando se está muriendo, tiene una visión del futuro y se ve con su hijo. Eso fue lo que le dio fuerzas, para vivir. No podía morir sin conocerle.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Ella


Para _ALMA_, porque lo necesita.

El Regalo de la Muerte



Mi trabajo en la rama de sanidad, y mi afición por adoptar animales desahuciados, hacen que me enfrente a la muerte con más frecuencia que la mayoría de la gente. Eso me ha dado una perspectiva más amplia del valor de la vida.

Cuando uno de mis gatos araña el sofá, rompe la cortina de la ducha, destroza las plantas o se hace pis en la alfombra, cuando estoy a punto de enfadarme, pienso en la suerte que tengo de tenerle conmigo, vivo y sano. Pienso que un día tendré que llevarle al hospital, ponerle la inyección y dejarle en aquella mesa, y de pronto aquello que me molestaba pierde toda su importancia. Ya no me pone de los nervios que un gato se porte como un gato.

Esto me ha sido útil en otras facetas de la vida. Las pequeñas grandes cosas que nos amargan me afectan menos. No hago un drama si pillo un atasco de tráfico, si se me rompe algo, si no me devuelven lo que presté, si el dinero no me alcanza. Y nunca me alcanza, pero me niego a que ese problema me robe la alegría de vivir. Si no puedo ir de vacaciones, voy al parque a pasear; si no puedo ir al cine, veo la tele. Si no puedo comprar libros, los cojo de la biblioteca. Teniendo presente, como diría Castaneda, que la muerte nos vigila y nunca sabes cuando te va a llevar, todo lo demás pierde su importancia. Mientras tenga un techo, comida en la mesa y salud para disfrutarlo, todo lo demás es llevadero, con paciencia, humor y amor.

Vivimos como si la muerte no existiera, como si estuviera muy lejos. No nos gusta pensar en ella. Pero está muy cerca. En el parque donde voy a correr con mi perra, violaron y apalearon a una mujer hace unos años. Hace unos meses alguien dejó veneno y murieron algunos perros. Así que cada vez que vamos, mi perra y yo arriesgamos, literalmente, la vida. ¿Que opciones tenemos?, ¿encerrarnos en casa? Tampoco; una vez, una vecina con demencia se dejó el gas abierto y estuvo a punto de volar todo el bloque...

Lo mejor que podemos hacer es aceptar la muerte como la compañera de viaje que es, y vivir cada día como si fuera el último:  no dejes pasar un solo día sin decirle a los tuyos cuanto los quieres, sin besarlos y abrazarlos. Trabaja como si no necesitaras el dinero, ama como si nunca te hubieran herido, ¡y baila como si nadie te estuviera mirando!

"Incierto es el lugar donde la muerte te espera; espérala pues, en todo lugar". Séneca.

"La muerte es nuestra eterna compañera. Se halla siempre a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo tras de nosotros. La muerte es la única consejera sabia con la que cuenta un guerrero. Cada vez que el guerrero siente que todo anda mal y que está a punto de ser aniquilado, puede vol­verse a su muerte y preguntarle si ello es cierto. Su muerte le dirá que se equivoca, que en realidad nada importa salvo su toque. Su muerte le dirá: «Todavía no te he tocado»". Castaneda.