Hay un comentario que escucho hace meses, es omnipresente en Redes Sociales, pero hoy ha sido repetido hasta la saciedad, como si de repente todos los ciudadanos se hubiesen vuelto loros: "la gente que está en contra de las mascarillas (o las vacunas) que se apunte a una lista, así cuando caigan enfermos no les atenderemos en los hospitales ni les daremos plaza en la UCI".
Como antivacunas, mi respuesta es: ¿donde hay que firmar? Me encantaría que fuese tan fácil. Firmo un papel donde renuncio a ocupar una plaza de la UCI, y me libro de que me inyecten una vacuna llena de metales pesados, virus de origen animal, y adn de fetos abortados. Como ciudadana de una supuesta democracia, mi respuesta es ¿quien coño os creéis que sois?, ¿sois jueces o sanitarios? Un médico está obligado, tanto por ley como por ética, a tratar a todo el mundo. Da igual si es de izquierdas o derechas, ateo o fanático religioso, un santo o un nazi, un científico o un magufo terraplanista. Los médicos no le niegan el tratamiento a un fumador que desarrolla cáncer de pulmón, se trata igual al conductor borracho que provoca un accidente que a la victima, al suicida o a la anoréxica, no se le niega el tratamiento a un maltratador, un asesino en serie o un pedófilo, pero ahora ¿le van a negar atención médica a una persona por no llevar mascarilla?, ¿que os habéis fumado?
Dicen que "están muy cansados y no pueden soportar otra oleada". Vale, lo entiendo. Pero la culpa no es de la gente, es de los gobiernos, por gastarse el dinero en reyes, curas y toros, en vez de contratar a más personal para aliviar la carga. No tienen derecho a pagarlo con la gente; yo no lo pago con ellos cuando pido visita, me hacen esperar semanas, me atienden en cinco minutos y por teléfono. O cuando tienes que esperar meses para ver a un especialista, o para hacerte una prueba. O cuando he pasado todo el día en urgencias, después de desmayarme dos veces en una semana, y me han atendido en cinco minutos "tus pruebas son normales, no te pasa nada", mientras tiemblo tanto que no me aguanto en pie. No, no me importa lo agobiados que estén, no pueden pagarlo con los pacientes.
