sábado, 7 de enero de 2023

Mi viaje de trufas mágicas



Nunca he tomado ninguna droga (a parte de algo de cava por navidad), y mucho menos un alucinógeno. Pero después de descubrir que la psilocibina se puede usar para tratar la depresión y el estrés post traumático, decidí darle una oportunidad. Al fin y al cabo, ya he probado todo lo demás.


Me regalé por Reyes un "viaje heroico", como lo llama Terence Mc Kenna. Compré dos paquetes de trufas Valhalla, y me metí los 30 gramos del tirón. Me daba miedo hacer un té y arruinarlo por ponerlo demasiado caliente (el calor destruye la psilocibina), así que las mastique directamente. Al principio sabía como nueces, pero luego se volvió super amargo. Cuando acabe noté dolor de estómago y tuve que vomitar, así que pensé que no había funcionado. Bebí agua y comí un trozo de pan (sin gluten) con hummus para quitarme el sabor. Me fui a la cama pensando que había tirado el dinero. Entonces noté un zumbido en la cabeza, un hormigueo por todo el cuerpo, y de pronto estaba allí, viendo los fractales de colores. Aunque ver no es la palabra adecuada: yo era los fractales.

Yo era algo parecido a esto, pero mucho más brillante y en perpetuo movimiento.




Primero sentí un zumbido en la cabeza, como el tinnitus, pero multiplicado por cien. Luego vino un hormigueo, como cuando se te duerme una pierna, pero en todo el cuerpo al mismo tiempo. Tenia ganas de rascarme y sacudirme, pero mi intuición me dijo que me estuviese quieta y me concentrase en el hormigueo. Entonces "lo vi", el hormigueo era como un cable muy fino vibrando muy rápido (como en la teoría de las cuerdas), pero se movía tan deprisa que parecía que hubiera muchos cables en vez de uno solo. Y cada cable era un universo, o una dimensión, Pensé "Así es como se viaja entre dimensiones, con la vibración. No, no se viaja a ninguna parte, todas están aquí, solo que antes no podía verlas". Entonces la cuerda se convirtió en un fractal de colores que era imagen y sonido al mismo tiempo, dependiendo de la velocidad con que se movía, y cada figura era una dimensión (o un universo); entonces pensé "Ah, así es como funciona, ya lo entiendo".

Me fui al hiperespacio (por llamarlo de alguna manera) y entendí como funciona el universo. Vi las dimensiones, los fractales, como el color se transforma en sonido, y como no necesitaba ir a ningún sitio, porque ya estaba en todas partes. De hecho me levanté de la cama para ir al baño y fue complicado, porque se me había olvidado como funcionan las tres dimensiones; no entendía el concepto de movimiento, porqué para moverme tenia que arrastrar el cuerpo de un sitio a otro; en lugar de estar en todas partes al mismo tiempo, que es lo natural... Pensé "para moverme tengo que ir por el suelo, pero no sé lo que es el suelo, ni donde está, ni donde estoy yo, ni quien soy yo". Aún así conseguí llegar (mi cuerpo iba en piloto automático) y aproveché para mirarme al espejo: fue divertidísimo. Primero mi cara no era mi cara, cambiaba y se movía, parecía pintada por Picasso. Luego se me derritió, y empezaron a aparecer muchas caras distintas que nunca había visto, y después se borró. Estaba la piel, pero no tenia boca, nariz ni ojos. Entonces me volví a la cama, porque estar en el hiperespacio me parecía mucho más interesante, y apenas cerré los ojos estaba allí otra vez. 

En un momento dado abrí los ojos, vi mi mano y pensé "Así que esto es una mano. No sé que es una mano, ni para que sirve, pero yo tengo una". Mientras la miraba, cambiaba de forma y tamaño. También vi a uno de mis gatos; mientras lo miraba se volvió transparente y pude ver la pared detrás de él. En otro momento me acordé de que "algo o alguien" me había advertido sobre saltar por la ventana (una amiga se quedó preocupada al saber que pensaba tomar setas alucinógenas sola en casa). La idea me resultó extraña y absurda "¿Como voy a hacer eso, si no sé lo que es una ventana?, ¿y para que querría yo ir al otro lado, si ya estoy allí?".

Me encantaba la sensación de no tener cuerpo, de estar en todas partes al mismo tiempo, es lo que mejor recuerdo (me dije a mi misma "Espera un momento, ¿no era Dios el que estaba en todas partes?, ¡Ah, claro, es que yo soy Dios!, ¡lo había olvidado!"). Eso, y no recordar quien o que era yo, lo que significa ser un ser humano. Yo era TODO.



Se suele aconsejar a los principiantes que empiecen con dosis pequeñas, pero yo creo que es un error. Una dosis de pocos gramos te hará ver calidoscopios de colores flotando en el aire, las paredes se mueven y tiemblan (vibran), y las caras de tus amigos se derriten. Pero una dosis pequeña no te hará viajar, que es lo que realmente vale la pena. Lo mismo que tomar las setas en una fiesta o una excursión, como hacen algunos chavales. Será divertido, no lo niego, pero me parece un desperdicio. Es a solas y a oscuras donde puedes disfrutar de todo su potencial para sentir que eres uno con el universo.

Sobre el hecho de que las setas alucinógenas sean ilegales ni voy a molestarme en opinar. ¿Cómo va a ser ilegal comer setas?, ¿me van a prohibir también el risotto de champiñones? El gobierno, que nos quiere y nos cuida. Por eso prefiere que la gente se suicide antes de que se curen comiendo setas. O que enriquezcan a las farmacéuticas tomando anti depresivos que provocan hasta tiroteos en los colegios...

"Si alguien tiene alguna duda sobre el estado supersticioso y bárbaro de la psiquiatría y el psicoanálisis, reflexione sobre esto. Hoy, cincuenta años después de Freud, el hospital psiquiátrico medio en los Estados Unidos es un campo de prisioneros Kafkiano, Orwelliano más terrorífico que Dachau, porque los captores afirman ser sanadores. Hace doscientos años nuestro tratamiento del idiota del pueblo y de la vieja tía Agatha era gentilmente utópico comparado con el salvajismo intolerante del mejor hospital mental." Timothy Leary.

"El cuerpo de uno yace en la oscuridad, pesado como el plomo, pero el espíritu parece remontarse y abandonar la choza, y con la velocidad del pensamiento viajar por donde lo desee, en el tiempo y en el espacio, acompañado por el canto de la chamana y por el golpeteo de sus rítmicas percusiones." María Sabina.