martes, 27 de diciembre de 2022

Solo sí es sí



Cada vez que sale alguna ley que pueda ayudar, ni siquiera remotamente, a las mujeres, se desata el apocalipsis. Cuando se aprobó que los dolores menstruales insoportables eran motivo de baja, las redes sociales se llenaron de machistas gritando que ya nadie iba a dar trabajo a las mujeres, porque supusieron que TODAS nos cogeríamos cuatro días de baja cada mes. Aunque las bajas las da el médico. Aunque con el panorama laboral es más probable que una mujer vaya al trabajo arrastrándose y dopada a que todas empecemos a faltar sin necesidad. Aunque la endometriosis es una enfermedad tan real y tan seria como cualquiera que los hombres puedan tener. 

Curiosamente, cuando se alargó la baja de paternidad a cuatro meses (la más larga del mundo), a nadie le pareció mal. No aparecieron hordas criticando en las redes sociales "ahora nadie querrá contratar a hombres entre 30 y 40 años por si se les ocurre tener un hijo". Aunque la baja de maternidad de las mujeres es la más baja de Europa. Aunque la lactancia materna debe ser exclusiva durante seis meses como mínimo. Aunque los hombres presumen regularmente de que pasan de cuidar a sus bebés. Como Albert Rivera explicando que cuando su hija lloraba de madrugada se hacia el dormido para que se levante su mujer, Risto Mejide diciendo que no cambia los pañales de su hija porque "no saco nada a cambio, que lo haga otro", o Rafa Nadal afirmando que tener un hijo no va a afectar en nada a su carrera. A nadie le molestó que esos gandules se cojan la baja de paternidad para quedarse en casa tocando se los huevos mientras sus mujeres van a trabajar con las tetas llenas de leche y buscan un hueco para esconderse en el baño, ordeñarse, y que la abuela/canguro pueda dar biberones de leche materna.

Lo mismo ha pasado con la ley de "solo sí es sí". Manadas de hombres histéricos pronosticaban el fin de la especie humana porque, al parecer, si tienes que pedir permiso o preguntar su opinión a una mujer antes de tener sexo con ella (en lugar de arrinconarla en un callejón y metérsela sin preguntar), nadie nunca volverá a follar. Si no puedes follar a una mujer borracha e inconsciente (y prohibir después el aborto), ya no nacerán más niños. Si no puedes acosar sexualmente a las mujeres gritándoles groserías por la calle, ningún hombre volverá a tener pareja, porque les aterroriza acabar en la cárcel. Al parecer no se les ocurre acercarse y hablarte como personas.

Por supuesto nada de eso ha ocurrido. Al aprobarse la ley no han empezado ha llenarse las cárceles de hombres inocentes. Todo lo contrario, los violadores están saliendo. Jueces asquerosamente machistas que ven "jolgorio" en una violación en grupo están rebajando las penas de violadores ya condenados y negándose a encarcelar a los nuevos. Como un tipo que drogaba el colacao de su hija para violarla mientras dormía y ha sido condenado a hacer un cursillo de educación sexual, cuando deberían castrarlo sin anestesia y dejarlo desangrar hasta la muerte.



Nuestra sociedad está tan lejos de entender que "Solo sí es sí" (cuando se trata de mujeres, si a uno de estos tipos histéricos un gay le tocase el culo, acabarían a puñetazos), que cuando las mujeres que huyen de la guerra acaban en la prostitución porque no tienen otra forma de sobrevivir, lo que preocupa a los periodistas es que "son racistas" porque se niegan a acostarse con negros. Que un hombre, negro o blanco, tenga ganas de follar y no encuentre con quien, es un drama. Que una mujer hambrienta tenga que soportar docenas de tipos que no desea, cada día, para comer, es tan normal que no merece un titular.