viernes, 23 de agosto de 2013

Dogville



Desgarradora. Al principio la película sorprende porque está rodada en una especie de decorado de teatro; no hay efectos especiales, ni banda sonora, apenas hay mobiliario. Es refrescante ese descanso de la marabunta de fuegos artificiales a que nos tienen acostumbrados. Aquí los actores solo cuentan con su talento para narrar la historia. Y se lucen, haciendo que rápidamente te olvides del escenario.

A un pequeño pueblo llega una joven huyendo de unos gansters. Después de una discusión deciden comportarse con humanidad y esconderla; ella intenta ser útil en agradecimiento. Empieza a ayudar a uno con el huerto, a otra con los niños, lee libros al ciego... parece que va haciendo amigos y empieza a integrarse en la comunidad. Pero entonces la policía empieza a preguntar por ella. Los vecinos deciden que si corren el riesgo de protegerla, ella debe hacer más a cambio. Cada vez trabaja más y más, cuanto más se esfuerza ella, peor la tratan; cuanto peor la tratan, más agradecida está de que la dejen quedarse. Poco a poco se va convirtiendo en una esclava.

Es un retrato muy realista de la naturaleza humana. Me recuerda a la película "El experimento", basada en hechos reales: cogen a un grupo de hombres al azar y los meten en una prisión, algunos con trajes de carceleros y otros de presos. En una semana tuvieron que interrumpir el experimento por el grado de violencia que había alcanzado.

En algunas criticas que he leído dicen que el personaje de Grace no es creíble porque es demasiado buena, demasiado inocente, no intenta defenderse... esos críticos no saben mucho de malos tratos, de como la víctima es manipulada para creer que se lo merece.

Lo terrorífico de la película es que Dogville podría ser cualquier pueblo, cualquier ciudad, y sus habitantes somos todos nosotros. Y que entre toda esa gente no haya nadie que hable en su favor...

"El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente". Lord Acton.

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