viernes, 28 de septiembre de 2018

La Diada



Solo a los catalanes se les puede ocurrir celebrar una derrota. Convertir el día que perdieron la libertad en fiesta nacional. Una fiesta nacional en la que, a diferencia del país vecino, nadie muere ni es maltratado. Un día festivo, lleno de ilusión, esperanza, solidaridad... Después de las palizas, la prisión, la represión, el país ocupado por paramilitares, el parlament cerrado durante meses... Aquí no se rinde nadie.

Dicen las cifras oficiales que eramos un millón. Ja, no se lo creen ni ellos. Eramos al menos el doble. Más de 6'3 km de largo, más de 50 m de ancho, sin contar las rotondas, plazas, calles laterales... Y más apretujados que en un ascensor. Muchos ibamos por primera vez, porque la república se ha convertido en algo urgente mientras el estado invasor se desmorona sobre nuestra cabeza, como el cielo sobre Asterix.

Creen que con violencia nos detendrán. Que lo piensen otra vez.



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