lunes, 2 de diciembre de 2019

Y la culpa no era mia



No, la culpa no era mía (era una niña), ni de donde estaba (en mi cama), ni como vestía (un pijama). El violador eras tú, papá.

Cada vez que la escucho siento ganas de llorar. Porque una cosa es saberlo, y otra es sentirlo. Y yo me siento culpable de todo; de la gente que pasa hambre, del cambio climático, del que duerme en la calle y de los perros que viven en una jaula y no puedo adoptar. La culpa está grabada a fuego en mi cerebro infantil y el razonamiento adulto no la hace desaparecer.

Está canción toca algo muy adentro en el corazón de las mujeres. No es por nada que ha dado la vuelta al mundo.


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