jueves, 17 de mayo de 2012

¿Donde está mi dinero?





Cuando era niña mi madre me llevaba a misa. No recuerdo apenas nada lo que hablaban allí, pero si recuerdo como empezaba: el cura recitaba "¡por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa!", mientra se daba golpes en el pecho, y todo el mundo lo imitaba. Siempre me pregunté que habiamos hecho que fuera tan horrible; años después comprendí que el sentimiento de culpabilidad es una de las mejores armas de los poderosos (y no tan poderosos). Si consigues que alguien se sienta mal consigo mismo es muy fácil manipularle. Asi como una madre te recuerda sus dolores de parto para que vayas a comer el domingo, los curas te recuerdan los pecados de adan y eva para que vayas a misa y eches unas monedas al cepillo.

 Los tiempos cambian, pero los metodos no (¿para que cambiar algo que funciona tan bien?). Ahora el mantra es: "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". Y se ha repetido tanto que mucha gente se lo cree. La crisis es el castigo por nuestros pecados, y los recortes la versión moderna del látigo y el cilicio. Si sufrimos los suficiente quizá el dios mercado nos perdone y salgamos de esta. Como sub-mileurista que soy me ofende profundamente que me culpen de la crisis. Si alguien vive por encima de sus posibilidades, se puede ir a la bancarrota, pero no arrastra a un pais con él (como mucho a su familia). Que algunas personas se hayan acostumbrado a ir pidiendo créditos para gastos superfluos, sin ahorrar nada para tiempos dificiles, puede parecerme tonto o arriesgado, pero esas personas no han hundido el pais. Ni mucho menos los que apenas nos arreglamos para comer todos los dias. El país lo han arruinado los que se gastan millón y pico (¡de euros!) en informes que nadie ve, 400.000 euros en muebles de oficina, o 500.000 en protocolo. Eso si es gastar por encima de nuestras posibilidades.

A partir de ahora habrá que pagar por las visitas a nuestro medico, por las noches que pasamos en el hospital, por la ambulancia que nos lleva. Seremos peor atendidos en hospitales saturados, con menos personal y mal pagados. Si llegamos vivos, porque las listas de espera para operarse serán eternas. Pero lo aguantaremos todo sin quejarnos porque, al fin y al cabo, es culpa nuestra. Nosotros provocamos la crisis al vivir por encima de nuestras posibilidades.

 “Lo peor que le puede pasar a un hombre es pensar mal de sí mismo”. Goethe.

No hay comentarios: