domingo, 3 de junio de 2012

Viviendo en 30 metros


Ya hace siete años que me mudé a mi mini-piso, así que voy a celebrarlo dedicándole un post. El vídeo, aunque divertido, es muy exagerado. No hay nada de malo en vivir en 30 metros. ¿Para que quiero más?, ¿para estar todo el día limpiando? Por no hablar de lo que ahorras en calefacción, porque se calienta en seguida.

En el dormitorio solo tengo cama, armario y mesilla. Dicho así parece la celda de un monje, pero para nada. Es un lujazo tener una cama doble para mi sola, y poder dormir bien estirada. El armario es enorme, una parte me sirve como trastero.


El cuarto de baño es chiquitito, con plato de ducha y una lavadora de esas estrechas que se abren por arriba. Lo que más echo de menos es no tener bañera, pero en el gimnasio tengo jacuzzi. Claro que allí no puedo darme baños de espuma.


La cocina integrada en el comedor tiene muchas ventajas. Es amplia, mientras muchos pisos tienen cocina separada pero chiquitita y claustrofobica. Puedes ver la tele mientras cocinas y friegas los platos. Y si tienes invitados pueden descansar en el sofá mientras preparas la cena y charlais al mismo tiempo, porque los tienes a un metro.


El truco para que el piso parezca mucho más grande de lo que es, es que la mesa no está en mitad de la sala, si no pegada a la pared. La mesa en una pared, el sofá en la otra, la cocina en la otra, y la libreria en la otra. Me queda un trozo despejado para pasar sin tropezar con los muebles, poner una colchoneta y hacer yoga, etc.


Lo mejor de todo es que es completamente exterior, con lo que tengo ventanas en todas las habitaciones. La luz natural impide que parezca una cueva.


La verdad es que en solo 30 metros puede vivir perfectamente una persona (y su familia peluda). Lo malo no son los metros, si no el precio. Pero esa ya es otra historia...

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