viernes, 6 de enero de 2017

Paso de cabalgatas




Así es como vienen los dromedarios, desde Lanzarote, Melilla o donde sea, y se reparten por toda España para darse un paseo, estresadisimos con la música a todo volumen y rodeados de un montón de gente. Y luego se vuelven a ir en las mismas condiciones.

Ellos, que provienen del desierto. Del silencio y la soledad. Pero si a esto lo llamas maltrato, porque lo es, te llaman exagerada. Y a lo niños les gusta. Y la misma gente que te habla de poner límites a los niños ( a veces absurdos, como obligarle a comer lo que no quiere), ahora se le olvida y piensa que debe darle el capricho, no importa cuantas vidas cueste

Confieso que odio tantos las cabalgatas que, aunque no hubiese animales, tampoco iría. Siempre me ha dado vergüenza ajena ver a la gente tirandose al suelo y pegandose por un puto caramelo, como si estuviesen muertos de hambre. ¿De eso se trata, no? De imitar cuando los reyes tiraban monedas desde su carroza a los muertos de hambre. Pues será que soy republicana, que no le veo la gracia.

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