Una novela interesante sobre los inicios de la Revolución Industrial. Me gustan las novelas históricas porque me hacen sentir rica: puede que, comparada con la gente de mi época sea pobre, pero comparada con otras épocas soy millonaria. Cosas como el pan o la sal no son inasequibles (el aceite de oliva sí), además que tengo "lujos" como luz eléctrica, agua corriente, libros, música... Esta pobre gente llegaba de la fábrica y no podía ni escuchar la radio mientras cenaba sopa de pan a la luz de las velas.
Mientras leía como las hilanderas trabajaban 14 horas al día, seis días a la semana, me he acordado mucho de todos los gilipollas que dicen que "las mujeres tienen que trabajar por culpa del feminismo, antes se quedaban en casa con los niños". Lo que hace la ignorancia. También participan en los primeros comités de empresa, sindicatos, etc, para reclamar sus derechos, aunque el castigo sea un tiempo en prisión (con trabajos forzados, latigazos, y violaciones de los carceleros). Ah, cuando luchan contra Napoleón, van a la guerra con sus maridos.
"Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas". Mary Wollstonecraft.
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