domingo, 15 de enero de 2012

El foie-grass



Si ya es cruel engordar un animal con el fin de matarlo y comerlo, el colmo de la crueldad es ponerle un embudo en la garganta y obligarlo a comer hasta diez veces más de lo que su cuerpo necesita. Los sufrimientos de estos animales son inimaginables. Por supuesto acaban enfermando. Pero es que eso es justamente lo que se busca, que enfermen. Porque lo que se busca con esa horrible practica es un hígado graso, que algunos consideran delicatessen. Esto riza el rizo del absurdo: enfermamos a los animales y nos comemos su enfermedad.

(Me pregunto si sacan el hígado y tiran el resto. O lo usan para hacer pastillas de avecrem y piensos baratos, como pasa con las gallinas ponedoras).

Es increíble hasta que punto puede llegar el egoísmo humano, haciendo sufrir horribles torturas a miles de seres indefensos por un capricho, un articulo de lujo. Porque desde luego nadie puede defender que este producto es ni saludable, ni necesario. Que estas cosas sigan existiendo dice muy poco de la condición humana. O mejor, dice mucho, pero nada bueno.

Aquí la recogida de firmas para su prohibición:


Aunque, por supuesto, la mejor forma de que un producto desaparezca es que nadie lo consuma.

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