martes, 24 de mayo de 2011

¡Estamos hartos!



Ya estamos todos hartos. Queremos que se nos escuche, que se nos tenga en cuenta. Hay que gritar bien alto, para que por fin se enteren.
Me alegro mucho de que por fin la gente se esté moviendo. ¡Ya era hora! Yo no he podido ir, porque actualmente trabajo 60 horas a la semana, pero les mando mi apoyo desde la distancia. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme ¿porque justo ahora? Esto debió suceder cuando se quitó la ayuda a los parados, cuando se rebajó el sueldo a los funcionarios, a los pensionistas, incluso antes, cuando se "rescató" a los bancos. Es extraño que haya surgido asi tan de repente.
De todas formas, lo que a mi me interesa no es cuando y porqué comenzó, si no cuando y porqué acabará. Me habría gustado ver protestas más concretas y radicales. Algo así como: "De aqui no nos movemos hasta que se declare la segunda república, se nacionalice la banca, se detengan los embargos, y se instaure una renta básica igual al salario minimo". Asi para empezar, es lo primero que se me ocurre que yo pediría.
Las propuestas que he visto no son ni de lejos tan radicales, así que observo las protestas con más curiosidad que esperanza. Porque protestar contra el sistema está muy bien, pero no acaba con él. Salir del sistema, no darles nuestra vida, nuestro dinero, nuestra energía, eso si que lo destruiría.
Saca el dinero del banco, para que no puedan invertir tus ahorros en el tráfico de armas, o en la especulación. Saca tus hijos del colegio, para que no puedan lavarles el cerebro y convertirlos en marionetas del sistema. No consumas productos innecesarios, dando tu dinero a las multinacionales. Compra productos locales, a poder ser ecológicos, de cooperativas, ese es el verdadero comercio justo. Vuelve al trueque, intercambia bienes y servicios (yo te hago de canguro, tu me arreglas el grifo que gotea).
La mejor manera de destruir el sistema es no formar parte de él.

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