viernes, 25 de enero de 2013

El show de Truman




Lo curioso de esta película es lo real que me parece. Estamos todos tan manipulados como el pobre Truman. Si decide viajar, le ponen películas sobre lo bonito que es quedarte en casa, si ve algo raro (como el foco que cae del cielo), los periódicos se inventan un accidente de avión, si intenta marcharse, fingen un incendio para cortar la carretera.

El mundo real es así también. Los medios de comunicación nos dicen lo que debe hacer, pensar, sentir, como vestirnos, como hablar, que aspecto debemos tener. Tenemos que interesarnos en los deportes y la vida de los famosos porque la tele dice que es importante, pero no debemos preocuparnos de temas espirituales, no debemos creer en la astrología, en los ovnis, en los fantasmas y en tantas otras cosas porque en la tele dicen que es cosa de chalados. Y lo que dice la tele va a misa.

Y el miedo, que no se nos olvide esa gran arma. Para impedir que Truman escape de la isla no dudan en fingir la muerte de su padre y provocarle un trauma terrible que le impida acercarse al mar. ¿Cuantos actos de violencia, reales o imaginarios, no son ampliamente difundidos con el único fin de mantenernos aterrorizados?, ¿quien se acuerda ya de la capa de ozono, que nos iba a matar a todos? Ahora la moda son las llamaradas solares, que cualquier día van a fundir todos los aparatos eléctricos y devolvernos a la edad media. La cosa es que estemos asustados.

Lo que más me molesta es el cinismo del director del show, que después de hacer todo lo humanamente posible para que Truman no descubra nada, y en caso de descubrirlo, sea incapaz de fugarse, aún tiene la caradura de decir que si no descubre la verdad es porque realmente no le interesa y está muy a gusto en su jaula de oro. Nuestros amos también creen que nos esclavizan por nuestro propio bien y que no somos libres porque no queremos.

"El pobre no es libre, en todas partes es un siervo". Voltaire.
"Bien analizada, la libertad política es una fabula imaginada por los gobiernos para adormecer a sus gobernados". Napoleón Bonaparte.


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