miércoles, 27 de noviembre de 2013

Los juegos del hambre



Esta película me pone los pelos de punta. No solo por la historia, que es terrible, si no por lo real que me parece. ¿Un grupo de gente se muere de hambre mientras otro grupo tiene tanto que no sabe que hacer y se distrae con modas de lo más estrafalarias? Mmm, no se donde habré visto yo eso...

Mientras la veía, me decía a mi misma "en el mundo real eso no pasaría, la gente no dejaría que les robasen a sus hijos de esa manera". Pero basta pensarlo dos veces para darse cuenta de que no es verdad. ¿Como serian posibles las guerras si la gente no permitiese que la autoridad se llevase a sus hijos a la muerte?, ¿acaso no permitimos todos que nos obliguen a separarnos de bebés de cuatro meses? Estamos tan educados en la sumisión que sacrificamos lo más sagrado, nuestros hijos, siempre que el poder nos los pide.

La clave de todo la tiene el presidente Snow: es la esperanza. Si les das un poquito de esperanza, la gente no se rebela. Mientras exista la remota posibilidad de que sus hijos ganen los juegos y vuelvan a casa, los padres no protestan, aunque signifique la muerte de todos los demás. Mientras exista una pequeña posibilidad de que (nos toque la lotería, nos salga un trabajo decente, lo que sea), no nos rebelamos contra el sistema, aunque sabemos que habrá millones de explotados por cada ganador. Así somos.

Por cierto, Gale tiene razón: esa basura de reality shows desaparecerían si la gente dejase de verlos.

"Es que... quiero morir siendo yo mismo. ¿Tiene sentido? --pregunta, y yo sacudo la cabeza. ¿Cómo va a morir siendo otra persona?--. No quiero que me cambien ahí fuera, que me conviertan en una especie de monstruo, porque yo no soy así. --
Me muerdo el labio, sintiéndome inferior. Mientras yo cavilaba sobre la existencia de árboles, Peeta le daba vueltas a cómo mantener su identidad, su esencia.
--¿Quieres decir que no matarás a nadie? --le pregunto.
--No. Cuando llegue el momento estoy seguro de que mataré como todos los demás. No puedo rendirme sin luchar. Pero desearía poder encontrar una forma de... de demostrarle al Capitolio que no le pertenezco, que soy algo más que una pieza de sus juegos."

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