lunes, 4 de noviembre de 2013

Método No-Poo



Hace mucho que vengo leyendo sobre el método no-poo. Como llevo años lavando la ropa con bicarbonato y vinagre, era cuestión de tiempo que me decidiese a probarlo en la cabeza. Solo puedo decir que ojalá lo hubiese hecho antes.

Si alguien aún no lo conoce, el método no-poo consiste en renunciar al champú. ¿Y porqué querríamos hacer eso? Hay muchas razones. Estas son las mías:

-Por salud. Vi un documental sobre tóxicos ambientales en el que decían que si te pones desodorante después de la ducha a las ocho de la mañana, se puede detectar en un análisis de orina a las doce del mediodía. La piel absorbe mucho de lo que le echamos encima, entonces ¿porque untarnos la cabeza con derivados del petróleo? Los champús (y los demás cosméticos) están hechos de productos muy tóxicos, por eso los prueban antes con conejos, para asegurarse de que no te quedarás ciega por usarlos. Lo que me lleva al siguiente punto.

-Por los animales. La industria de los cosméticos hace más pruebas con animales que la farmaceutica. Incluso si buscas productos no testados, lo más probable es que se trate del producto final, pero no significa que no hayan testado por separado todos o alguno de los más de veinte ingredientes que suelen llevar. Además, no paran de sacar nuevos productos que necesitan ser testados antes de salir a la venta. ¿Puede haber algo más inmoral que torturar a cientos o miles de animales para sacar al mercado un nuevo acondicionador que te deje el pelo super brillante? ¡Si ya hay miles que hacen lo mismo!

-Por ecología. El champú está fabricado con productos químico tóxicos, por lo que genera contaminación desde la fábrica de donde sale (donde de paso perjudica la salud de los trabajadores), hasta el río donde va a parar el desagüe de la ducha. No es biodegradable, al fin y al cabo está hecho de petróleo.
(Dicho sea de paso, me molesta bastante que encima sean tan hipócritas de llamar "herbal" o "fructis" a sus productos, como si estuvieran hechos a base de plantas. De la publicidad  con mujeres que tiene orgasmos en la ducha al lavarse el pelo mejor ni hablemos).
También ahorramos infinidad de envases de plástico.

-El principal ingrediente de cualquier champú es el sodium laureth sulfate. Este producto proviene del aceite de palma, cuyo cultivo es la causa principal de la deforestación de las selvas de Borneo y Sumatra y está llevando a la extinción a los orangutanes. Más info aquí: http://www.vivalebio.com/es/consumo-rebelde/205-aceite-de-palma.html

-Por el propio pelo. El sodium laureth sulfate es el mismo detergente de los lavavajillas; como el pelo no tiene la misma grasa que la sartén de freír las croquetas, al lavarlo se va estropeando, se descama, se reseca, etc. Entonces necesitas un acondicionador para suavizar, una mascarilla para hidratar, un serúm para no se qué... como decía mi profe de veterinaria: "te quitas la grasa natural de la piel y la sustituyes por aceite jonhson". (Es curioso que, mientras todos sabemos que no hay que bañar un perro más de una vez al mes, a nosotros nos han hecho creer que es imprescindible lavarnos el pelo cada día).

-Por frugalidad, decrecimiento, anticonsumismo... no es más rico el que más tiene si no el que menos necesita. Con una pastilla de jabón, un bote de vinagre y un paquete de bicarbonato puedo tener limpia mi casa, mi ropa, mi cuerpo y mi pelo durante meses. Me ahorro un montón de pasta, pero lo importante no es eso. Lo prioritario para mi es reducir mis necesidades y no complicarme la vida con mil productos distintos.

-Por mi autoestima. Porque la industria cosmética está cimentada en las inseguridades de las mujeres (y cada vez más, las de los hombres), las fomenta para sacar beneficio. Nos hace creer que somos imperfectas por naturaleza y necesitamos sus productos para ser minimamente aceptables y tener derecho a salir a la calle. Si quitas la música y las jóvenes pizpiretas que van por la vida dando saltos de alegría, lo que realmente te dicen todos los anuncios es: "eres fea, sucia, hueles mal, estás gorda, tu pelo está graso y tu piel seca, tienes canas, tienes arrugas, tienes estrías, tienes vello, ¡das asco! Pero si compras nuestros productos serás joven y guapa". Bueno, parece que esa publicidad tan agresiva les funciona, pero siempre podemos elegir no ser sus víctimas. No voy a odiarme a mi misma para aumentar sus beneficios. Elijo aceptarme a mi misma y estar orgullosa de mi cuerpo tal y como es.

Razones suficientes para renunciar al champú y otros cosméticos "imprescindibles". Ahora, ¿como lo hacemos? La formula varía según la persona, el tipo de pelo, lo largo que sea, la dureza del agua, etc. Yo lo hago así: necesito dos recipientes de al menos un cuarto de litro (en casa con un vaso grande vale, para ir al gimnasio un bote de champú reciclado), en uno pongo una cucharada de postre de bicarbonato y en el otro una cucharada sopera de vinagre. Los relleno de agua y remuevo bien. Con el pelo mojado me pongo el bicarbonato sobre las raíces y froto bien. Aclaro. Me echo el vinagre y lo dejo actuar unos minutos mientras me lavo el cuerpo. Aclaro. Y ya está.

Al principio es una sensación extraña porque estamos acostumbrados a las cremas, con una textura y un olor, y con el no-poo no tienes nada de eso. Parece que solo te lavas con agua. Además, el vinagre deja el pelo muy brillante y cuando sales de la ducha parece que lo tengas lleno de grasa. Pero cuando se seca (no uso secador, ¿que prisa hay?) queda suelto, sedoso, brillante, digno de un anuncio... de champú. Irónico ¿no?

"No pongas nada en tu piel que no pondrías en tu boca". Refrán naturista.

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